Nunca has sentido, que no has encajado en ninguno de los lugares en los que has estado, que siempre, por una razón o por otra acababas con lágrimas en los ojos pensando que tú eras el error. Cuando llega ese momento en el que sin darte cuenta, has elegido el camino más oscuro, el más difícil, el más duro y no te ves capaz de seguir de repente encuentras a alguien en ese camino, que no sabes cómo ni por qué, pero te va a cambiar todo ese camino.
No te das cuenta pero has echado a andar con él a tu lado, y de repente, paras por un momento aquel paseo y miras hacia atrás y no ves aquello que apreciabas cuando te sentías encerrado en aquel oscuro lugar. Sin apreciarlo a penas te das cuenta que estas llegando al final de ese puto camino, que no hacía otra cosa más que amargarte. Y ves como ese pequeño tramo que habías recorrido, no estaba lleno de lagrimas, de penas, de noches sin dormir, de amaneceres reflejados en tus ojos hinchados y rojos... Muestra de una noche demasiado larga para ti.
Ya no, todo eso se había ido. Estaban esas noches donde las horas pasaban demasiado deprisa, querías más. Que las lagrimas se habían acabado, que se habían cambiado, por sonrisas, por ataques de risa, por ganas de salir de aquellas cosas que antes no te dejaban vivir.
Ha cambiado todo, toda tú vida está patas arriba pero no de un desorden desagradable... Curiosamente todo esta cuidadosamente desordenado, tan cuidadosamente que incluso ha traído armonía en ti, paz... Mucha paz.
Han pasado meses, unos cuantos ya... Y has salido de ese túnel en el que te habías rendido, en el que habías decidido que no ibas a luchar más, pero por suerte apareció alguien que estando igual que tu, decidisteis sacaros de ahí mutuamente. Y ahora si, ahora lo ves todo de una manera diferente, y aunque sabías desde el momento en el que te ofreció su mano que aquello iba a ser especial, nunca imaginaste que lo fuera a ser de aquella manera... No había pasado tanto tiempo desde aquel instante y ya sabías que si desaparecía todo el mundo se te vendría de nuevo encima... No querías volver a sentir eso, por nada del mundo. No querías que tu rescate desapareciera nunca más. Solo pedías a aquello que te había traído todas esas lágrimas que no te arrebatara lo que de verdad, en mucho tiempo te estaba haciendo feliz.
Día tras día ves que te complementa, que te hace ver la vida de una forma diferente a la que la habías visto hasta ahora. Con él aprendiste que lo negro nunca siempre es así, que siempre hay grises que te dan esperanzas. Que la vida con una sonrisa se afronta mucho mejor, y suele solucionar todo y que si no lo hace, es mucho más fácil sobrellevarlo así. ¡JODER! Te hace feliz y eso para ti es suficiente.
Y no solo ha sido él, sino que en el camino me ha hecho cruzarme con las mejores personas que podía compartir cada segundo de mi vida. Y que sin buscarlo se han hecho parte de ese desorden tan agradable.
Y así, a día de hoy, miro atrás, miro todo el camino que hemos recorrido hasta ahora... Y si, digo hemos, porque ya no lo camino sola, ya nunca más. Y me doy cuenta que ha habido momentos buenos, malos, horribles e inolvidables. Pero poniendo todos los bueno y los malos momentos uno a cada lado de la balanza, los buenos siempre pesarían más, porque desde que apareció en mi vida, no cambio ni uno de los segundo de este camino, ni los que han estado llenos de lágrimas, ni en los que por un momento se te ha pasado por la cabeza tirar la toalla. Porque ahí solo me doy cuenta que no sería capaz de dar un solo paso sin girar la cabeza y verle ahí, a mi lado, sonriéndome, con esa sonrisa de: ''todo irá bien te lo prometo.'' Es cierto, no sería capaz. Porque no es que forme parte de mi vida, es que es mi vida, y si me falta, todo se viene abajo. Absolutamente todo. Porque he aprendido a amar todas y cada una de las cosas que le forman, he aprendido a escucharle cuando me necesita y a hacerle reír cuando necesita dejarse de escuchar. He aprendido que a veces un silencio a su lado, expresa más que millones de palabras y que un ''te amo'' en el momento justo, borra todo lo un día malo. He aprendido que llorar no es nada malo, y más cuando lo haces porque no puedes más, porque siempre hay alguien que a pesar de que quizá llore contigo no te va a dejar y siempre acabarás con esa paz... Quizá tambien me he dado cuenta que el miedo muchas veces se apodera de nosotros cuando vemos que perdemos a la persona que más nos importa y que sacas fuerzas de donde no las hay para que nada ni nadie os consiga separar... Y así día a día aprendes cosas, recuerdas otras, y vives otras tantas, pero lo que de verdad me dice que todo esto ha merecido la pena es que se que esta noche cuando por fin cierre los ojos y se acabe el día, a la mañana siguiente él y todos los demás seguirán a mi lado... Porque esto es así, ''todos para uno y uno para todos.''
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